Teoría política

Básicamente los ANH son víctimas de una sociedad antropocentrista, que implica que son propiedad de los humanos y en este escenario son sujetos a los intereses propietarios y comerciales que estos dispongan. Es decir pueden ser comprados, vendidos, confinados, torturados, asesinados, ser objeto de investigaciones médicas, vivisección, tratados como “mascotas” y consecuentemente explotados, donde el humano ejerce los derechos propietarios que les permite y facilita disponer de sus vidas, sin ninguna consideración ética. 

En este escenario, los intereses de los ANH, desde la perspectiva humana, está definitivamente dirigida a la cuestión Benthamista – utilitarista del welfare, más que a eventuales derechos dimensionando la acción de explotación por sobre la revisión de las consecuencias éticas que esto conlleva. Solo así, la economía humana se abastece del genocidio de billones de ANH para una amplia variedad de propósitos. 

El antropocentrismo es la consideración contraria a reconocer en los ANH los atributos de los humanos, como la empatía, emociones, afectividad, inteligencia, capacidad de enfrentar y resolver situaciones y principalmente el deseo de vivir y ser poseedores de derecho. Esta visión ha alimentado la legislación que conocemos, que fuera de cualquier consideración que se relacione con su interés por la vida y el respeto a los más básicos derechos. 

La investigación científica ha demostrado que la visión tradicional tropieza con la demostración que humanos y no humanos comparten un amplio rango de emociones que los asemejan y a raíz de ello, el trato discriminatorio es una cuestión que no se sostiene. 

El notable incremento como sujetos de interés en la relación humano – no humano y la forma cualitativa de entender a nuestros semejantes como parte de la sociedad universal, cuyas vidas son moral, social, legal y especialmente políticamente importantes, es la base del actual período, conocido el animal turn (Milligan, 2015). Proceso que en el tiempo y producto de conocer sus vidas emocionales, ha cambiado la forma política en que deben ser considerados, en base a varios principios que dominan el pensamiento político contemporáneo. 

En Ciencia Política se denomina animal politics a un nuevo proceso que debe ser introducido y cuyo objeto no es la oposición entre humanos y no humanos a lo largo de las líneas de sociedad y naturaleza, sino la inclusión de una sociedad de mixed – species. La principal cuestión, en este ámbito es la relación humano – no humano, o Integración Interespecífica, en un cuerpo que acompañe el desarrollo de sociedades democráticas, entre cuyos postulados se destaca: 

1. El reconocimiento de los ANH como sujetos políticos, cuyos intereses y derechos son considerados en las instituciones legales y políticas, en la forma de actores políticos (Eisen, 2017).  Esto implica aceptar que los ANH tienen sus propias vidas y que a través de la teoría política se encuentran las vías para una mayor sensibilidad a sus necesidades.

2. Las obligaciones del estado hacia sus habitantes más vulnerables, que no representan los intereses humanos, pero que deben ser custodiados por derechos afines a sus intereses, que no pueden ser expresados a través de procesos judiciales. La vida de los ANH está profundamente relacionada con las cuestiones políticas que se han desarrollado en estados modernos, con un sistema regulatorio que considere el reconocimiento de los intereses de los ANH, incluso a nivel constitucional.

3. La inclusión de la cuestión de los ANH en las constituciones de los estados, surge como una opción válida, siempre que estas no actúen de manera antropocentrista y realmente resguarde la no discriminación. Desde comienzos de los años 70’s, ocho estados han introducido la provisión constitucional en sus textos nacionales, en los que mayoritariamente coinciden en considerar los intereses individuales de los ANH como materia de interés y representando una significativa desconexión de las tradicionales teorías sobre constitucionalismo clásico, que solo incluyen los derechos de los humanos (Eisen, 2017).

4. Un ideario constitucional es una opción válida del reconocimiento de las comunidades políticas a los actores que forman parte del estado – nación. En este sentido, todos los habitantes de un estado – nación deben contar con los resguardos que garanticen su integridad política, entendiendo que estos actores no tienen ni los mismos intereses ni semejantes objetivos que los animales humanos, sin embargo las palabras clave que deben ser introducidas en un texto constitucional son : intereses, dignidad, valor inherente, trato igualitario, protección a la vida y cuidado de su entorno a través de la creación de espacios regulados para la vida silvestre, como representan los santuarios.

5. Un estado de derecho tiene la obligación de protección, de promover su desarrollo como habitantes libres y unidos por lazos de dependencia emocional y basados en el respeto a su desarrollo como seres neuroafectivos. La vida de los ANH está profundamente comprometida con la res política y en consecuencia es preciso proteger sus intereses al nivel constitucional.

6. Diversos Cientistas Políticos han fijado la atención entre la protección de ANH y la teoría de la democracia (Cochrane, 2013 ; Donaldson y Kymlicka, 2013, 2017; Garner, 2016), proponiendo mutatis mutandis, la incorporación directa a través de la concepción de grupos diferenciados, semejantes a la proposición de citizenship (Donaldson y Kymlicka, 2011).

7. Un proyecto exitoso es además el que al reconocer la existencia de diferentes vulnerabilidades como los animales no humanos domesticados para la convivencia con humanos, los que viven en espacios urbanos sin contacto con los animales humanos, los explotados, torturados y asesinados en los procesos farming, el genocidio de la pesquería industrial, los secuestrados de su entorno para ser comercializados, los que son apresados de por vida en cárceles – zoológicos y cárceles – acuarios y naturalmente el 1% de la población de vida silvestre que ha logrado sobrevivir después que el 99% restante ha sido suprimido del planeta. El respeto por sus vidas surge como una cuestión fundamental para que los sistemas políticos puedan sobrevivir.