Fundamentos

Las interacciones entre ANH y AH ha tomado creciente interés en investigadores de diversas disciplinas sociales, especialmente a lo largo de este siglo. A raíz de este interés, se ha sugerido que el actual escenario puede ser descrito como el political turn (Donaldson, S. y Kymlicka, W. 2017) ; (Milligan, 2015; Wissenburg, S. y Schlosberg, D., 2014), cuyo centro está en la discusión de si los ANH son miembros de la sociedad, cual es la razón para que no compartan el mundo político, la cuestión de los derechos compartidos y la justicia con los humanos. 

En esta perspectiva el Proyecto IIE transcurre hacia la creación de una teoría y práctica que relacione intensamente a animales humanos, no humanos y su entorno en un compromiso basado en la interacción de intereses y que garantice igual tratamiento a los seres vivos, independiente de su posición relacional. 

La IIE es una respuesta a la denominada “ideología de la sustentabilidad” que al igual que el antropocentrismo, sitúa a los AH en el reiterado rol de controlador del entorno al cual continúa manipulando de acuerdo a los intereses antropocéntricos, quedando toda la vida circundante en la calidad de recurso. 

La etapa terminal en que se encuentra la vida en el planeta, denominada antropoceno (Dirzo, et al, 2014), acota dramáticamente las probabilidades de sobrevivencia del entorno y los años siguientes serán testigos de situaciones de difícil o imposible solución. 

El sistema está en carrera hacia la pérdida de habitabilidad para animales humanos y no humanos en extensas zonas, provocando migraciones espontáneas, pérdida de millones de vidas, conflictos por el acceso al agua, a los alimentos, deforestación, desertificación y en general una creciente pérdida de la vida. 

Verdaderamente son situaciones dramáticas que requieren respuestas efectivas y bajo el escenario actual es necesario proponer un nuevo orden que minimice la acción antrópica y esté en disposición de construir un sistema de integración, que reúna de forma armónica, los intereses de los seres vivos, independiente de su situación relacional y teniendo en cuenta que la diversidad de habitantes, genera distintas percepciones acerca del entorno y las necesidades de sobrevivir en él. 

En la certeza que el antropoceno (Arias – Maldonado, M. 2015) es un proceso de carácter irreversible, cierta parte de la vida científica y sectores de la res política y pública ha alentado a la provisión de soluciones de largo plazo que intenten reducir o demorar la incidencia del curso normal de este proceso. 

La sustentabilidad y todo lo que la rodea, no es más que una versión algo sofisticada del antropocentrismo, dado que como principio fundacional pone al animal humano y sus intereses por sobre las necesidades de la naturaleza. La IIE propone extender los derechos de los humanos, selectivamente, a las otras especies. Es un desafío al antropocentrismo a través de la construcción de categorías binarias inherentes, no instrumentales. 

Reestructurar según los principios de la sustentabilidad sería reafirmar no solo el antropocentrismo, sino también el especismo. Ejemplos en esta materia hay millones; las grandes plantaciones de palma en Asia, que representa la introducción de especies domesticadas, con el propósito de producir aceite  para la elaboración de alimentos para animales humanos, se autodenominan sustentables, sin embargo son millones de hectáreas de selva que se destruyen provocando una impresionante tasa de mortalidad de los habitantes de esos espacios y  son la principal causa del exterminio de los orangutanes. 

La sustentabilidad es cuestionable dado que sigue siendo la causa de la destrucción del entorno y sus habitantes. 

Debemos entender el sistema de otra forma. 

Esta relación paternalista hacia víctimas pasivas, que conocemos y que acomoda a los animales humanos, es una falacia que debe ser abolida y en este escenario desarrollar nuevas formas de una relación, asociada a un nuevo orden, expresado en una relación de confianza y cooperación, la búsqueda de caminos de respeto en un escenario de coexistencia pacífica, es lo que conceptualmente propone el Proyecto IIE.